Actuación: ORQUESTA DE LA GEWANDHAUS DE LEIPZIG
Director: ANDRIS NELSONS
Coro: ORFEÓN DONOSTIARRA
Solistas: JULIA KLEITER (SOPRANO) Y CHRISTIAN GERHAHER (BARÍTONO)
Programa: Sinfonía Nº 5, “De la Reforma” de, F. Mendelssohn y “Un Réquiem Alemán” de J. Brahms
Crítica: Todo lo bueno termina, dejándonos un gran sabor. Es la conclusión a la que he llegado, tras analizar este mes de agosto de 2025, 74 Festival Internacional de Santander. Donde, en general, podríamos compararlo con el cerdo, que no ha tenido desperdicio. Incluso lo que a priori pudiera parecer más flojo, nos ha sorprendido para bien. Por tanto ha sido la mejor antesala, para una efeméride, el 75 Aniversario, las “Bodas de Platino”. Por tanto permítanme, de corazón felicitar a todo el equipo, ¡a todos!, liderado por el Director, Cosme Marina.
Cerrado de forma apoteósica. En el escenario de la Sala Argenta, con capacidad para mil seiscientas localidades, lleno a rebosar; una orquesta, la Gewandhaus de Leipzig, considerada como más antigua, fundada en el siglo XVll. Interpretando música de dos grandes creadores, a su vez ex directores de la formación, Mendelssohn y Brahms, pero en la que también estuvo Mozart.
Una jornada de clausura memorable, con todos los elementos para serlo. Una primera parte dedicada a la bellísima Quinta Sinfonía, retitulada “De la Reforma”. Compuesta por el compositor alemán Mendelssohn, en su primer contacto con la Gran Bretaña, que sería materia destacada para sus influencias. Mendelssonhn, hombre religioso, seguidor acérrimo de Lutero, quedó prendado de la reforma protestante inspirándose en esta hermosa partitura. A la que Nelsons imprimió, el dramatismo inmerso en sus notas. De tono brillante; se inspiró y se logró en esta jornada, la grandiosidad de la Novena de Beethoven.
El gran final llegaría con ese “Réquiem Alemán” de Brahms, con el Orfeón Donostiarra tan querido por el público, conscientes de su calidad y entrega. Una soprano, Julia Kleiter y un barítono Christian Gerhaher, que expusieron la palabra lírica de manera absolutamente perfecta.
Todos bajo la dirección de uno de sus grandes especialistas, el leton, Andris Nelsons. Revolucionó la orquesta cambiando a lado contrario a los violonchelos, contrabajos, arpas y hasta algunos instrumentos de viento . Virtuosismo en cada pasaje fue conduciendo el clímax de una composición, nacida de la tragedia, la muerte de la madre y de su gran amigo, que estuvo a punto de quitarse la vida. Fue minucioso en cada secuencia de la obra, acertando en el difícil manejo de todos los variados tiempos en que se divide la obra. Sacando lo mejor de un coro, el Donostiarra, que nunca deja de gustarnos; y una orquesta donde cada parte funciona a las mil maravillas. Los dos solistas, con voces especialmente afines a la obra. Julia Kleiter, en uno de los más intrincados roles, resuelve a lo grande con esa voz que conquista. Mientras Gerhaher, nos conmovió. Mostró un admirable trabajo, usando de todas sus potencias, como gran barítono.
Por tanto, cerramos la edición, que nos deja las ganas de repetir. Hasta el año que viene.