El expresidente revela en sus memorias algunas de sus decisiones más controvertidas durante sus ocho años de Gobierno (1996-2004)
Rato, según cuenta Aznar, rehusó su propuesta en aquella ocasión y en otra posterior. Sin embargo, tres años después, el vicepresidente le comentó que había cambiado de opinión y que ahora sí aceptaría ser candidato de los populares en las elecciones previstas para marzo del2004.Aznar cuenta: «Me has dicho dos veces que no», le dije. Y el respondió: «Pero ahora te digo que sí». No le contesté nada. Solo tome nota». Aznar añade en el libro que el día que le anunció a Rato que el sucesor sería Rajoy quiso tener un gesto de deferencia hacia Rato y este le volvió a decir: «Pues ahora hubiese querido».
En otros capítulo del libro, publicado por editorialPlaneta, el exjefe del Gobierno denuncia que la «tradicional alianza de laizquierdacon elnacionalismo» tenía como finalidad «impedir» que gobernara el PP y ha sido «perjudicial» para España porque ha unido la «pulsión de poder» de la izquierda con la «disgregadora» del nacionalismo.
En este primer volumen de memorias, en el que explica algunas de susdecisionesmás controvertidas durante sus ocho años de Gobierno (1996-2004), Aznar afirma que esa tradicional alianza de la izquierda con el nacionalismo «ha servido para impedir que gobierne la derecha», según variosextractosa los que ha tenido acceso la agencia Efe. «Ha sido una alianzaperjudicial para Españaporque la izquierda antepone a los objetivos comunes su pulsión de poder, y el nacionalismo, supulsión disgregadora», afirma Aznar.
Elexpresidenteseñala que su Gobierno interpretaba el resultado de las elecciones generales de 1996 como una oportunidad para vertebrar unarelación distintacon los partidos nacionalistas, que «superase la dinámica de confrontación y fortaleciese un proyecto de convivencia beneficioso para todos los españoles». También recuerda que representantes deCiUy delPNVhabían empezado a acudir a los congresos del PP a partir de 1990 y que mantenían un diálogo «algunas veces más fructífero que otras».
Aznar explica que la situación del PP en elPaís Vascoera «difícil» y que en Cataluña habían «sobrevivido durante años como un partido prácticamente cautivo».
El expresidente del Gobierno apunta que quería un Partido Popular de Catalunya (PPC) con una «posición clara, con capacidad de maniobra y de decisión y que no fuera unmero satélite de CiU» y que con ese objetivo promovió aAlejo Vidal-Quadrasa la dirección. Desde las filas del nacionalismo catalán, continúa Aznar en sus memorias, una de las personas que contribuyó a que se cerrara el acuerdo de Gobierno fueJosep Antoni Duran i Lleida.
«Pujolse tomó su tiempo. Venía de apoyar al Partido Socialista incluso contra el viento de la corrupción y la marea de la crisis económica. Y ahora tenía la posibilidad de prestar el apoyo decisivo a un Gobierno del PP», agrega. Mantuvo dos conversaciones con el entonces presidente de la Generalitat, aunque dice que no entraron en ningún detalle concreto sobre el pacto de gobernabilidad que después firmaron, algo de lo que se encargóRodrigo Rato, entonces portavoz parlamentario.
«Lo que no quiso hacerPujolfue entrar en el Gobierno. Se lo ofrecí entonces y se lo volví a ofrecer en el año 2000, tras nuestra victoria por mayoría absoluta, cuando no necesitaba sus votos. Pero, a la hora de la verdad, no quiso asumir ningún compromiso. Prefirió instalarse en la incomodidad», matiza Aznar. En su opinión, Pujol «suele acertar en las cosas pequeñas y equivocarse en las grandes».
«Decidió mantener abierto el bucle del victimismo y la reivindicación permanente. Estoy convencido de que fue una gran equivocación. Creo que Pujol perdió la oportunidad de ser elgran protagonistade unacuerdo históricoque habría beneficiado mucho a Catalunya», opina el exjefe del Gobierno.
Recuerda que lasnegociaciones con CiUse centraron en varios ejes, siendo el más importante elfiscal. Aznar afirma que sigue pensando que el modelo definanciación autonómicapactado en 1996 era «razonable y bueno». «Si el PSOE deRodríguez Zapaterono hubiese decidido cambiarlo de manera innecesaria, la situación de España sería hoy bastante mejor», agrega.
Finaliza explicando que el pacto con CiU se cerró en elhotel Majestic de Barcelonael 28 de abril de 1996. «Pujol apuró al máximo los plazos y luego explotó política y mediáticamente el acuerdo todo lo que pudo. Lo presentó al mismo tiempo como un triunfo para Catalumua y un gesto de generosidad por su parte», dice. Para Aznar, fueron «buenos pactos» ya que ponían fin a una «anomalía históricay en los que no había nada que el Estado no pudiera razonablemente aceptar y asumir».