Los últimos sondeos internos que manejan distintas formaciones políticas en Santander empiezan a encender todas las alarmas en el entorno de Gema Igual. Según estas proyecciones, el PP perdería entre uno y dos concejales, quedándose en 12-13 ediles, un retroceso enorme en significado: la alcaldesa podría dejar de tener una mayoría cómoda por primera vez en muchos años.
El deterioro no viene de la nada. La ciudad arrastra un problema evidente de suciedad, barrios que denuncian proliferación de ratas, una creciente percepción de inseguridad, y varios proyectos fallidos o eternamente postergados que han desgastado la imagen de gestión del PP. La paciencia del vecino se agota, y esa frustración empieza a aparecer en las encuestas internas.
Mientras el PP retrocede, VOX avanza con fuerza hasta situarse en 4-5 concejales, capitalizando el malestar asociado a la limpieza, el orden y la seguridad. El partido conecta con un votante harto de problemas concretos que siente que el Gobierno municipal no ha sabido atajar.
En la izquierda, el PSOE obtendría 5-6 concejales, incapaz de convertir el desgaste del PP en oportunidad propia.
El PRC, por su parte, obtendría 2-3 ediles, manteniéndose como una formación debilitada pero aún relevante para completar alianzas. Izquierda Unida oscilaría entre 0 y 1, mientras que Cantabristas volvería a quedarse fuera del Ayuntamiento, sin lograr romper su techo electoral.
Y aquí aparece un elemento político clave:Si la alcaldía se complica, el PRC podría convertirse en el socio natural del PP, como ya ocurrió durante la investidura autonómica.
Aunque ambos partidos mantienen discursos de rivalidad, el PP prefiere los regionalistas a VOX. Los sondeos internos no sólo analizan números, sino escenarios posibles, y en más de uno aparece una alianza PP-PRC como vía para sostener la gobernabilidad.
La conclusión es evidente: Gema Igual sigue siendo la favorita para ganar, pero ya no controla Santander con la comodidad de antaño. Las denuncias sobre suciedad, ratas, inseguridad y proyectos fallidos empiezan a traducirse en pérdida de apoyo real. Y esa pérdida no es un rumor.
La alcaldesa entra en un ciclo político en el que ya no le basta con ganar; necesita pactar. Y en esos pactos, el PRC se perfila como el socio más probable, aunque la alianza sea, de momento, una verdad que pocos se atreven a decir en voz alta.






