Los medios locales han destacado que si bien un punto no sabe a mucho a nivel de clasificación, en el caso del club canario sirve para romper la mala racha en Liga.
QUIQUE SETIÉNse estrenaba con entrenador de la UD Las Palmas, logrando un empate en casa frente al podeoroso Villarreal.Los medios locales han destacado que si bien un punto no sabe a mucho a nivel de clasificación, en el caso del club canario sirve para romper la mala racha en Liga.
El partido fue intenso, tosco, a veces con destellos de calidad, pero predominantemente enfangado en el medio del campo. En resumen, aburrido. Los dos equipos empataron a todo: muchas ganas y poco fútbol.
Comenzó el partido con dominio alterno, con dos equipos dispuestos a darlo todo para controlar la pelota. El partido transcurría en el centro del campo, más centrado en la mera batalla que en las combinaciones. El césped no ayudó a ninguno a poner criterio. Las defensas, en el ecuador de la primera parte, seguían superando a las parcelas ofensivas. El equipo de Setién y el de Marcelino estaba más pendientes de no cometer errores que de buscar la plasticidad que se les presupone. Solo algunos chispazos reavivaban un partido insípido.
El inicio de la segunda mitad fue una prolongación de la primera parte. Fútbol atascado, aunque con la versión mejorada de Las Palmas, que le puso más orden y ganas que juego. El Villarreal se mostró muy lejano de la versión europea: sin creatividad para superar a los grancanarios poco podía hacer. La entrada de Soldado fue un soplo de aire para los visitantes. El delantero reanimó a sus compañeros y se decidieron a ir a por el partido. Su intentona permitió también atacar a Las Palmas, así que todo el mundo se volvió a replegar. Nada de sustos innecesarios.
Sitien movió piezas: hombre por hombre. Y saltó Nauzet Alemán al campo. Algo normal de no ser porque recibió pitidos de su afición. Rápidamente silencio a sus detractores con un centro perfecto. Sólo en el tramo final se animó el choque. Las Palmas fue con todo y llegó a pedir dos penas máximas. Nada. El último empuje fue insuficiente para llevarse, o merecer, los tres puntos.





