Setién plasmó ayer un secreto a voces: su deseo de continuar en el Lugo. «Es la cuarta vez que me siento aquí -dijo en la sala de prensa del Ángel Carro- para anunciar que me quedo un año más», espetó.
Quique Setién «el deseado» por la afición cántabra desde hace años, renovó ayer, por un año más, con el Lugo después de una temporada en la que ha tenido a salvo de cualquier peligro al club lucense que se ha situado a mitad de tabla. El club ha querido dar continuidad al técnico cántabro -que sumaría así cinco años- con el deseo de mejorar resultados y, quien sabe, aspirar a otras cotas deportivas.
Han pasado casi cuatro años desde que Quique Setién (Santander, 1958) se convirtiera en el fichaje mediático para el banquillo del Lugo. El tiempo vuela, pero no tanto. Vino precedido por su fama de futbolista de calidad. En activo, destacó en el Racing y vistió la camiseta de la selección española en tres ocasiones. Y de manera más reciente, llegó a la ciudad de las murallas para asir el timón de un equipo asentado en Segunda B. Ayer, confirmó que permanecerá en el Ángel Carro durante el curso 2013-2014. Y es que, una vez más, el romanticismo ha pesado en las decisiones del cántabro.
Quique Setién ha cuajado una trayectoria ascendente como preparador del Lugo. En el plano deportivo, el equipo siempre ha subido peldaños de su mano. Y él ha hecho trizas el planteamiento esgrimido por su amigo Carlos Mouriz cuando explicó, tras anunciar la no continuidad de Juan Fidalgo, que los ciclos ideales de los entrenadores son de dos años.
Minutos después de confirmar que continuará en el Lugo, Setién escribió en Twitter: «Me pregunto qué pensaba Ferguson cuando comenzó su quinta temporada en el Manchester». Y es que la afición rojiblanca no ha dejado de mostrarle admiración y cariño a partes iguales, tanto en los momentos complicados como en los más felices.
Con Pita, Seoane y Manu como espectadores de excepción, y acompañado por Carlos Mouriz, Setién plasmó ayer un secreto a voces: su deseo de continuar en el Lugo. «Es la cuarta vez que me siento aquí -dijo en la sala de prensa del Ángel Carro- para anunciar que me quedo un año más», espetó.
La decisión no se hizo esperar tanto como el verano pasado, cuando la continuidad del preparador fue camino de convertirse en el culebrón de moda. Y, según expresó Quique Setién, sigue al frente de la nave por convicciones personales: «Esto es lo que quiero. Mucha gente no entiende los resortes por los que actúo, pero, para mí, estar a gusto y que me traten bien son aspectos más importantes que otros. Las instituciones se han volcado y he visto cosas que alientan mucho, como el interés por mejorar cosas y el apoyo de la afición, aunque esperaba un poco más de ella con las acciones. Y que mi familia está contenta en la ciudad invita a seguir».
Rechazo de otros destinos
Mouriz expresó su satisfacción por que Setién continúe otra temporada más en el conjunto rojiblanco. «Sé que tiene ofertas de clubes de Primera y Segunda más poderosos que el Lugo. Pero él sigue tomando las decisiones con el corazón, más que con la cabeza. Hay que pensar que nos ha tocado la primitiva», apuntó el director deportivo. «Quizás deje escapar una oportunidad que no volverá», confesó el entrenador.
Pero Setién ha conectado con una afición que le ha mostrado su afecto de manera reiterada. Pese a que cumple su cuarto curso en el cargo, con el desgaste que ello acarrea, es habitual que el Ángel Carro coree su nombre cada partido.
«A veces, ni el dinero ni entrenar a un equipo de Primera son motivaciones más grandes que la de seguir aquí», señaló el entrenador. Su apuesta por encumbrar el cuero es del agrado de una hinchada que le alienta en cada encuentro.
Lejos queda el año 1993, cuando Setién visitó el Ángel Carro como futbolista del Racing y salió goleado (3-0) en un choque condicionado por la nieve. Ahora, él escribe la historia y entrega el mérito a los jugadores.
Y con la mirada en el horizonte, envuelto en el romanticismo, Setién seguirá soñando con un Lugo que siga dando pasos hacia la excelencia. Algunos discrepan con sus métodos e ideales, pero la mayoría está atrapada por su embrujo.