Titular: FLAMENCO EN LA BAHÍA, CUANDO EL BAILE ES SENTIMIENTO, EL CANTE GRITO
Título “FLAMENCO EN LA BAHÍA”
Género: Espectáculos flamencos
Intérpretes: FARRUQUITO, VICENTE AMIGO Y TABLAO LAS CARBONERAS
Sala: Argenta y Talleres.
Crítica: Un año más el Palacio de Festivales de Cantabria se convierte en un tablao para ofrecernos tres jornadas de lo mejor del flamenco actual, siempre buscando la variedad. En este caso presidido por la danza, representada por Farruquito; la guitarra, con su líder actual, Vicente Amigo, en una gira denominada “Los Andenes del Tiempo” y el cuadro con un elenco histórico, Tablao Las Carboneras, esencia pura. Tres nombres, a priori, de lo mejor del panorama actual del género.
FARRUQUITO (Juan Manuel Fernández Montoya)
Cante: Mary Vizarraga, Ismael de la Rosa y Manuel de La Nina
Guitarra: Manuel Valencia
Percusión: Paco Vega
Farruquito, como garante de una tradición familiar, ofrece presencia en escena y su dominio del taconeo está fuera de toda duda, es insuperable.
Su actuación con su grupo, en este caso, cinco artistas; anunciado como recital de baile, se queda corto en el título, ya que se trata, a pesar del liderazgo de la estrella, el bailarín, una especie de enfrentamiento cruento de la danza y el cante, en un compendio que engrandece al género.
Conclusión, hoy en día Farruquito demuestra estar en el cuadro de honor del baile flamenco, con un estilo muy propio. Un segundo plano para sus acompañantes, con buena nota; en el que sobresale Paco Vega en la percusión.
VICENTE AMIGO
Gira: “ANDENES DEL TIEMPO”
Guitarra, palmas y coros: Añil Fernández
Cante y palmas: Makarines (Maka y josé)
Bajo: Ewen Vernal
Percusión: Paquito González
Citarse en un teatro, como el de la sala Argenta del PFC, con el actual mejor guitarrista flamenco del mundo, Vicente Amigo; vecino de teatros como el Carnegie Hall de Nueva York y de capitales como Londres, París, Tokio y Berlín. Además de ser nominado en los Latín Grammy, por citar alguno de los muchos hitos, no tiene precio.
Genio y figura se presentó en el escenario de la Argenta a pecho descubierto, dominando a esos dedos que rasguea una guitarra, que baila al son del maestro, cuya figura emerge de entre el haz de luz de los focos.
Un estilo de flamenco puro, pero en permanente evolución, dejando percibir algunos ritmos diferentes. Un perfecto elenco resuelve todos los elementos desde las palmas, al cante, hasta el zapateado.
Un recital que el gran artista de la guitarra, con reconocimiento internacional, nos ofreció sin olvidar su grandes temas, de sus trabajos discográficos anteriores, uno de ellos dedicado a otro gran percusionista de esta tarde, Paquito González.
TABLAO LAS CARBONERAS
Guitarrista: José Manuel Martínez, “El Peli”
Cantaora: Teresa Hernández
Cantaor: José Luís Hernández
Bailaoras: Paula Salazar
Lucía Álvarez, “La Piñona”
Raquel Heredia
Los tablaos son esos templos, como los norteamericanos del Jazz. Y el de “Las Carboneras” de Madrid es la “Catedral” donde el flamenco se vive, en compañía del público, pudiendo éste beber y comer sin faltar al respeto. Cuestión tomada como suya por los organizadores del festival que intentaron convertir los talleres del palacio en un auténtico tablao con consumiciones para los clientes. Por tanto se vivió una jornada de festejo
Aunque el programa, seguro está controlado ¡Cómo se vive la función! como un divertimento. Soleas, cantiñas, bulerías y otros palos se dan cita, para hacer arte del jolgorio.
Por ello Las Carboneras es visitado en la capital de España, por gente de todo el mundo; y cuando se traslada, elige escenarios, como los talleres del Palacio de Festivales, para confundirse con los espectadores. Con interpretaciones de artistas, casi seguro que mañana a nivel individual serán estrellas del género, como son muchos de los actuales que aquí se foguean.
Por cierto, una crítica hoy, a parte del público. Afortunadamente los menos, asistentes a las representaciones. Carentes de educación, molestando en todo momento a los demás, hablando alto, incluso a gritos; encendiendo las luces de los móviles en plenas representaciones; y haciendo caso omiso de las indicaciones del personal de sala. Una vergüenza. Además si hay algún espectador que les llama la atención, suelen recibir, como mínimo insultos. ¡Son insoportables!



