La noche del viernes, una nutrida manifestación recorrió la calle Princesa desde el intercambiador de Moncloa hasta Ferraz, sede del PSOE, para exigir la dimisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Según la Delegación del Gobierno, unas 3.000 personas participaron en la protesta, que se desarrolló entre cánticos, pancartas y un ambiente de creciente indignación ciudadana.
La movilización, convocada por Vox, estuvo encabezada por su presidente, Santiago Abascal, quien fue recibido entre aplausos y gritos de “¡Presidente!”. Junto a él marcharon dirigentes nacionales como Pepa Millán, José Antonio Fúster, Jorge Buxadé y José María Figaredo. Bajo el lema “Todos a la cárcel”, los manifestantes portaron carteles contra la corrupción y corearon consignas exigiendo el fin del Gobierno socialista.
“Nos ponemos a disposición de cualquier diputado que tenga un mínimo de dignidad para presentar una moción de censura. España no puede permitirse un Gobierno sostenido sobre la mentira y el clientelismo”, declaró Abascal ante los medios.
Una moción sobre la mesa
Vox cuenta actualmente con 33 diputados en el Congreso, a solo dos del mínimo necesario (35) para registrar una moción de censura. Abascal ha hecho un llamamiento abierto a parlamentarios de otras formaciones para que se sumen a la iniciativa, con el objetivo de poner fin a una legislatura marcada —según sus palabras— por “la corrupción estructural y el descrédito institucional”.
Desde el Partido Popular, su presidente Alberto Núñez Feijóo ha reiterado su negativa a apoyar una moción en estos momentos. Para Vox, esa decisión supone una oportunidad perdida de «retratar» al presidente en el Congreso y en Europa.
El caso Cerdán, punto de inflexión
La protesta se produce en plena tormenta política tras el informe de la UCO que vincula al ya ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, con una red de adjudicaciones públicas irregulares en colaboración con el exministro José Luis Ábalos y su antiguo asesor, Koldo García.
El caso ha cruzado fronteras: la prensa internacional —de medios como The Times, Le Figaro o Die Welt— coincide en que se trata de “la amenaza más grave hasta ahora” para la continuidad del Gobierno de Sánchez. El escándalo ha reavivado las críticas a la falta de transparencia y la opacidad en los mecanismos de contratación pública durante la pandemia.
Jornada tensa y segunda protesta consecutiva
La concentración, que se desarrolló en su mayoría de forma pacífica, se tensó en el tramo final, cuando un grupo reducido de manifestantes intentó avanzar hacia el parque del Oeste. La intervención de las unidades antidisturbios de la Policía Nacional generó momentos de tensión, con algunas cargas y lanzamiento de objetos. No se han confirmado detenidos ni heridos de gravedad.
La del viernes fue la segunda protesta consecutiva. El jueves anterior, unas 600 personas se habían concentrado en el mismo lugar, también con presencia de dirigentes de Vox.
Ferraz como símbolo del descontento
Más allá del número de asistentes o de los incidentes puntuales, la imagen de miles de ciudadanos marchando hacia Ferraz refleja el cansancio creciente de una parte de la sociedad ante los escándalos que sacuden a las instituciones. Las banderas rojigualdas, las pancartas con lemas contra la impunidad y las voces pidiendo elecciones anticipadas vuelven a poner al Gobierno en el centro del malestar social.
En este contexto, Vox ha reafirmado su voluntad de liderar una alternativa política clara y firme.