El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, aseguró este sábado en Santander que quiere acabar con el «Gobierno más caro, inútil y corrupto» de la historia de España, al tiempo que exigió una «limpieza total» de las instituciones. Sin embargo, un día antes, su formación política participaba con total normalidad en la Conferencia de Presidentes, buscando acuerdos con el mismo Ejecutivo al que hoy acusa de degradación moral y política.
Durante un acto del PP en el Palacio de Festivales de Cantabria, Feijóo acusó al Gobierno de Pedro Sánchez de ser una «mafia» y llamó a la ciudadanía a movilizarse este domingo en Madrid para decir que “Sánchez es pasado”. Pero estas duras palabras contrastan con la posición adoptada por los gobiernos autonómicos del PP, que el viernes acudieron al encuentro institucional con el Gobierno central para negociar cuestiones clave como financiación autonómica, migración, vivienda y sanidad.
Pese a calificar el encuentro como «el mayor disparate» que ha visto nunca, el PP no sólo asistió, sino que presentó propuestas conjuntas y reclamó un «proyecto común de país». Una actitud que pone en evidencia la contradicción entre la retórica de confrontación que exhibe Feijóo en sus mítines y la estrategia institucional que su partido aplica en los espacios de diálogo político.
«Vamos a liberar a España del bochorno», afirmó Feijóo. Sin embargo, ni él ni los presidentes regionales del PP optaron por plantar al Gobierno en la Conferencia, una opción que habría sido más coherente con sus mensajes de denuncia y deslegitimación del Ejecutivo.
Desde la dirección del PP se defiende que asistir al encuentro no implica avalar al Gobierno, pero las críticas internas no han tardado en surgir. Algunos sectores del propio partido y analistas políticos advierten que este doble discurso —por un lado movilización social y denuncia moral, por otro colaboración institucional— puede erosionar la credibilidad del líder popular.
La manifestación convocada por el PP en Madrid, bajo el lema «Mafia o democracia», pretende mostrar el rechazo a la ley de amnistía y al pacto con independentistas, pero la participación del partido en el cónclave del viernes lanza un mensaje confuso: se combate un “régimen” al que a la vez se le reconocen competencias y se le proponen pactos.
En plena precampaña interna para revalidar su liderazgo en el Congreso de julio, Feijóo intenta marcar perfil frente a Sánchez, pero la ambigüedad de su estrategia podría abrir grietas entre las bases y los votantes del PP que esperan un posicionamiento más claro.