Frías no solo conocía las tradiciones por la transmisión generacional, sino porque vivía intensamente el ser y el sentir de un pueblo muy apegado a la tierra de sus mayores.
Por José Ramón SAIZ.
La comarca campurriana acaba de perder al escritor José María Frías del Hoyo (1934-2012), un excelente escritor costumbrista que venia siendo en los últimos años el notario mayor de las tradiciones y de las gentes de Campoo, desde que la tierra campurriana perdiera a personalidades de la pluma como José Calderón Escalada (el Duende de Campoo) o Ramón Rodríguez-Cantón, que en su obra escrita fueron capaces de transmitir las sensibilidades del alma campurriana. Frías no solo conocía las tradiciones por la transmisión generacional, sino porque vivía intensamente el ser y el sentir de un pueblo muy apegado a la tierra de sus mayores.
Su fallecimiento en la mañana de ayer en su casa de Nestares ha puesto de luto a cuantos viven y sienten las tradiciones, así como a sus compañeros de la Sociedad Cántabra de Escritores a la que pertenecía. Hijo de padres campurrianos, fue un técnico metalúrgico de laminación en la Constructora Naval de Reinosa, labor desde la que hizo escuela por su acreditada competencia.
Toda su obra realizada con generosidad –sus libros siempre tuvieron fines solidarios-se define por su carácter costumbrista, destacando títulos como los siguientes:Yo y los de mi pueblo. Cuentos de La Tierruca(1998), obra de catorce capítulos basados en las vivencias del autor a mediados del siglo XX de cuyos capítulos destacan “Marineruco arría las velas”, “La Chaqueta de Tinín”, “No cuezcas el domingo”, “El velatorio de Miguelín”, “Los estraperlistas”, “La visita de Josechu”, “Aquel Domingo de Invierno”, “Las mentirijillas del Tiu Quico”, “Antonino Mozo Mayor”, “El cuarterón de tabaco”, “Las adras y el hacha”, “El tordu y el malviz”, “Reverendo Tío José”, y “Vaya par de campurrianos”.
A este título hay que añadir, entre otros, los titulados “Aquel rinconuco: lugar de mis recuerdos” (2000) y “Que sólo se quedan los viejos” (2010), que con otros títulos revelan tradiciones de su tierra amada, que José María Frías fue capaz de interpretar con el mejor estilo y precisión al entender que se trataban de auténticos tesoros de su patria natal. Al mismo tiempo, escribió una historia de Nestares de la segunda parte del siglo XX con la historia de sus jóvenes que con el tiempo se fueron convirtiendo en “sesentones” que mantienen una visión distinta sobre la vida, pero invariable en el amor al terruño natal. Frías desde un corazón generoso, quiso resaltar en esta obra todo lo bueno que hicieron por Nestares los jóvenes de su generación, rescatándoles del olvido como acto de justicia.
José María Frías deja un hueco muy difícil de cubrir como relatador de tradiciones y costumbres que con el paso del tiempo pueden desaparecer. Una labor que ejerció siempre de manera generosa e impregnada de un amor sin límites sobre su tierra campurriana. Nos deja sus obras para que no quede en el olvido el patrimonio de un pueblo con un carácter propio que se manifiesta a través de sus rasgos costumbristas, tan bellamente descritos por la pluma de José María Frías del Hoyo.