Alfonso Ussía, uno de los columnistas más influyentes, afilados y temidos del panorama mediático español, falleció este viernes en Ruiloba (Cantabria) a los 77 años a causa de un cáncer. Conocido por su ironía sin freno, su estilo corrosivo y una obra literaria que supera los cuarenta títulos, Ussía fue durante décadas una figura imprescindible en la prensa y un polemista que nunca rehuyó el enfrentamiento. Su último artículo para El Debate —dictado a su hija Isabel el pasado martes— es ya la despedida involuntaria de una voz que marcó época.
Descendiente del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, a quien atribuía su inclinación por la sátira y el combate dialéctico, Ussía recuperó el verso satírico como herramienta crítica en plena vida democrática. Su atrevimiento literario y político lo llevó en varias ocasiones a los tribunales, algo que él asumía como parte natural del oficio.
Nacido en Madrid el 12 de febrero de 1947, inició estudios de Derecho y Periodismo, aunque su verdadera formación llegó en las redacciones. Empezó en el diario Ya, antes de pasar por Diario 16 y la revista Época. Su etapa más larga y reconocida se desarrolló en ABC, donde firmó durante años una columna convertida en cita obligada para seguidores y detractores. Más tarde trasladó su escritura a La Razón.
La radio también lo convirtió en una figura popular antes de que las tertulias copasen el medio. Participó en el arranque de Antena 3 Radio y más tarde en la COPE, especialmente en el histórico Protagonistas de Luis del Olmo. Sus críticas al obispo Setién le costaron el despido, un episodio que ilustró su estilo directo y sin matices.
En televisión tuvo incursiones breves pero recordadas. Presentó La Tarde en TVE y formó parte del elenco humorístico del programa satírico Este país necesita un repaso, emitido por Telecinco junto a nombres como Mingote, Coll o Miguel Durán.
Su producción literaria fue tan abundante como variada. Publicó poemarios satíricos, recopilaciones de artículos y ensayos humorísticos. Entre sus éxitos más notables figura Tratado de las buenas maneras (1992), convertido en fenómeno editorial. Y especialmente célebre fue la saga del marqués de Sotoancho, nueve volúmenes en los que Ussía construyó un universo humorístico propio que conectó con miles de lectores.
Su trayectoria fue reconocida con premios como el González Ruano y el Mariano de Cavia, el Jaime de Foxá de Literatura, la Pluma de Plata y la Pluma de Oro del Club de la Escritura, además de distinciones institucionales como la Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo y la Medalla de Oro de Madrid.
Con su muerte desaparece un columnista irrepetible, dueño de una mordacidad que pocos se atrevieron a imitar y que dejó huella en varias generaciones de lectores. Ussía se marcha, pero su estilo —ácido, culto, provocador y profundamente español— queda para siempre como parte de la mejor tradición satírica del país.




